El ser humano.

"El ser humano se adapta a todo. Supera el dolor, cierra historias, empieza de nuevo, olvida, hasta que consigue sofocar las más grandes pasiones. Pero a veces basta con nada para comprender que esa puerta nunca se cerró con llave."

sábado, 29 de octubre de 2011

Tener que luchar aunque falten fuerzas.

Últimamente no sé donde tengo la cabeza, donde tengo mis sentimientos, como estoy realmente, como debo estar cada día, si merece la pena seguir adelante con esto por dentro. No lo sé, tengo la mente confundida, con un caos, tan solo sé que cada día que pasa, quien está en mi mente a todas horas eres tú. Quien consigue que sonría sin ningún motivo, eres tú. Quien hace que olvida mis males, eres tú. Quien ha conseguido que me gustará alguien, fuiste tú. No me entiendo por dentro, yo misma no sé que hay ahí. Lo que estoy segura por ahora, es que tengo la necesidad de tenerte solo para mí. De que te fijes que existo, de esa manera. Que no te alejes de mi ni un segundo. Lo que me echa cada día hacia atrás, es pensar que nunca podrás saber todo esto, ni tampoco que podrás corresponderme. Lo sé, porque a pesar de todo, soy una de tus confidentes que les confías todo. Por eso sé que debo callarme. ''TheBobita'' me dice que debo ser fuerte, que debería mirar hacia adelante sin ningún temor, que no debería hundirme sino que tengo que sacar fuerzas para luchar. Sin embargo, las saco, es cierto y me echo hacia atrás al pensar que podrías alejarte de mí. Que ilusa soy y también tonta, lo admito.
Porque me echo a llorar, porque me paso el día escuchando canciones de amor pensando en un futuro que nunca será junto a ti. Que me gustaría tanto poder ver que sintieras lo mismo. Nunca podrás, me niego a luchar, me niego a eso. Me niego a ir esa guerra. Sé que perderé, por mucho que los demás me digan que merece la pena. Pero, recuerdo una frase que me dijeron: ''Quiere a quien te quiere, no a quién te ilusiona.''
Cierto....En este caso, me toca querer, me toca ver como podrías enamorarte de otra persona y ser yo quien escuche todo eso. Sé que nunca podré decírtelo, que soy una pequeña niña ilusionada que no podría darte nada más que un simple amor. No me menosprecio pero, en este caso, no sabría tampoco si soy capaz de hacerte feliz.
Lloro....Porque, a pesar de todo, voy a seguir estando ahí por mucho que me duela. Aun así, en el fondo de mi corazón, quería decirte que te quiero como nunca sabrás.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Soñaba, sueño y soñaré con tu regreso.

Y hoy es cuando me apetece hablar de ti. No soy la más apta, ni tampoco la menos capacitada, solo sé que me apetece hacerlo y punto. No sé si con palabras podré expresar realmente lo que siento, ni tampoco decirlo con los labios y mucho menos, recordar bien todas nuestras aventuras juntas. Recuerdo varias partes, sé cosas que no querías que contará, la distancia nos venció. 
Maldigo cada cosa. Maldigo no tener cerca de mí. Maldigo no poderte decir un ''hola'' como antes. Maldigo que cada día que me conecte tu ya no estás. Maldigo que en los momentos de debilidad no poder tenerte. Maldigo que haya tanta distancia contigo. Maldigo que te hayas ido de esa manera. Maldigo haberme intentado olvidar de ti. Maldigo las veces que no me querías hablar por teléfono. Maldigo que sepas hacer las cosas tu manera y conseguir hacerme sonreír como solías hacer. Maldigo no poder haberte dicho los ''te quiero'' que merecías. Maldigo no haber disfrutado ese tiempo a tu lado. Maldigo los pocos días que me dejaban disfrutar a tu lado. Maldigo a que te tuvieras que ir. Maldigo....tener que llorar por recordarte a cada segundo de mi vida. Maldigo que no puedas leer esto. Maldigo tener que necesitarte en mi vida de esta manera. 
Y sin embargo...Me gusta tantas cosas de tí. Me gustaría ahora mismo tener aunque fuera una foto tuya, guardarla en el móvil o en el ordenador para contemplarla cada día. Me gustaría tanto que me volvieras a dar esas llamadas, dedicándome cada canción y oír esas pequeñas risas que querías esconder. Me gustaría que el destino nos volviera a unir. Me gustaría volver a ver tus princesas o tus te quiero. Me gustaría que me contarás que ha pasado en tu vida. Me gustaría volver a pasar aventuras contigo, a tu lado, a pesar de pelearnos o tirarnos cosas, más bien, te las tiraba yo. Me gustaría tanto, pero tanto, que supieras que aun tienes a una persona en ti. Me gustaría sin duda que al volver, me llamarás, para tan solo enseñarme una canción. Me gustaría....que aparecieras en estos momentos para darme la lata. 
Yo sigo siendo tu hermana pequeña, tu para mí, ese hermano mayor que cuidaba de mí a todas horas. Nadie sabe lo que es, que me caiga un par de veces y en la peor caída que he tenido, que vinieras tú tan solo diciéndome que me llamarías con tal de hacerme sonreír, con tal de hacerme olvidar las penas, que eras capaz de hablar por verme sonreír. Ojala te enteres, que si sonrió algunas veces, es pensando en ese día. Que quizás muchas personas te hayan visto de muchas maneras, o otras cosas, pero yo me sé con memoria como eras conmigo. Cariñoso, dulce, gracioso, amable, divertido, halagador....Me moría tan solo en esos momentos por un abrazo tuyo. Lo negaría, siempre, pero es mentira. Te he visto cuando estabas débil, enfadado, serio. Habré conocido varias formas de tí, habré visto varias cosas que nadie, porque tu mismo me las confiabas. Bendigo ese milagro de que hayas nacido. Y no sé, te echo mucho de menos, ahora me doy cuenta que no sé que hago escribiendo esto.
No hace falta mirarte o demás cosas para saber si me querías. Tan solo me lo demostrabas con pocas cosas. Que...no sé....quiero que vuelvas. Quiero verte aquí el 10 o el 12 de Noviembre, que aunque no pase, yo te seguiré esperando como una imbécil. Me da igual, aun así, sé donde te llevo siempre; en mi corazón. Quiero decirte una cosa más...
Te quiero mucho
Ojala no lo olvides
Y que me recuerdes cada día
A esta enana
Que tanto te quiere
Que te quiero un montón....

martes, 11 de octubre de 2011

Frío.

Sentir el frío en mis carnes, a través de mis pies siendo mojados por la lluvia de ayer, tener que aguantar como gritas, todo el rato diciendo que baje, no dejo de tiritar de frío. Tan solo me quedo pensativa, en ella, no me da tiempo ni a volver. Teniendo que salir contigo a fuera, tener que experimentar la sensación de helado a través de todo mi cuerpo, temblando ya está vez. No dejo de llorar, ni me detengo, tan solo te sigo obediente detrás de ti. Oigo como me llaman, oigo como dices que no vayas, tan solo sigo llorando para abrazarme a mí misma. No quiero que nadie me diga nada, que me digáis que tengo que elegir, que sí uno esto o lo otro, yo no quiero nada, tan solo necesito escuchar a alguien que me consolé. ¿Realmente respetáis lo que tengo dentro de mí? Odio tener que veros así, odio tener que ser yo la que os pare, odio tener que ser quien pague vuestras consecuencias. Dejé de sentir los pies, tengo la garganta ya seca y me escuece, quizás me esté resfriando, quien sabe. Me toca esperar, aguantar, helarme de frío mientras seguís con vuestras cosas. ¿Cuando acabará esto? Solo suspiro.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Tu eres mi princesa, yo tu fiel sirviente.

[Es la primera vez que pongo un rol en el blog o eso creo. La verdad, diré que aquí participan tanto Mayte Noah como Andrea Kagamine. Y que sepáis, los personajes son: Arnya Solecus, Mayra Noah/Efil, Taemin y un Genyus invitiado. Simplemente porque quiero guardarlo.
¿Y el título? Arnya y Taemin son amigos a pesar de lo poco que se conocen. El la considera su princesa y yo me inspire en The Story Of Evil de los hermanos Kagamine de Vocaloid.
¡Y dale caña al rol! Por cierto, el punto de vista está tanto del Pj de Arnya y Mayra con Taemin. No os liéis tanto, ¿eh?]


Había ido a casa de la pelimorada, de cuando estuvo esos días con las manos vendadas y ahora, milagrosamente gracias a una persona, estaban curadas como si nunca hubiera pasado nada. Dudoso por tocar o no, tan solo llamó de manera tímida a la puerta, aun así, en esos momentos quería echarse atrás para irse por donde había venido. Era su amiga, su princesa...La necesitaba en esos momentos. Sintió algo resbalarse por su mejilla y llevó la mano ahí. Otra vez llorando. Bufó, un poco molesto de sí mismo. Pero ella sin embargo no estaba en casa, es más. Esa casa ya no era suya, nunca lo había sido. En un tiempo la alquiló junto a sus amigos, pero ya había sido momento de irse de ese lugar. Los chicos estaban pensando en alquilar otra cercana a ese lugar, después de todo tenían cosas que hacer allí. Ella sin embargo, se había acercado en un momentito, a recoger algo qué se le había olvidado, un colgante demasiado preciado para ella. Qué tonta... Cogía su mochila en tan solo un hombro, solo colgada de una asa, y su otra mano en el bolsillo del pantalón vaquero, esta vez de color rojo, y cómo no, pegado. Demasiado delgadas tenía las piernas ya para ponerse algo ancho. Al llegar a la primera entrada, pues hablamos de una casa algo rural. Alzó la mirada, encontrándose allí al muchacho de espaldas. Aun así, lo reconoció al instante. No avanzó, sino qué se quedó en el sitio, alzando las cejas.
-¿Tu...?
-Sí...Arnya...Soy un imbécil.-Encogió los hombros, apoyando el hombro sobre el umbral para llevar una mano hacia su rostro, pasándolo de forma suave, y sus expresiones daban a que realmente parecía que estaba mal. Ni brillo en los ojos cuando la veía ella, ni una sonrisa, era como la otra vez. Pero distinta, esta vez, estaba controlado y no iba hacerse daño ni a él ni a su princesa, eso lo tenía bien claro desde antes de decidir ir a verla.- ¿Por qué? Yo le amo y sin embargo...siento de nuevo cosas por el primero...-Agachó la cabeza por completo, quería golpear algo, eso estaba seguro.
No lo veía del todo, él seguía estando de espaldas hacía él. Aunque de alguna manera podía adivinar qué hacía allí y qué era lo qué le pasaba. No pudo evitar sonreir, aunque tristemente, lo primero porque de alguna manera le gustaba qué fuese a ella para esas cosas, eso significaba qué confiaba en su persona, y lo segundo.. Obviamente no le gustaba verle así. Cuando terminó de hablar, dejó escapar un leve suspiro y agachó la cabeza, mirándose las puntas blancas de sus converses. Bien sabía ella lo dificil qué era aquello, aunque quizás no exactamente eso lo qué le pasaba, pero ella estaba continuamente ligada a las elecciones. Sus amigos o su ser querido. Rodó los ojos. Quien estaba mal era él, no ella. Así que alzó la cara, y andó hacía adelante, acercándose a este, sin prisas pero sin pausas, hasta qué llegó justo a su lado, y se rebuscó las llaves en el bolsillo, no lo miró, si no qué al encontrar las llaves las encasquetó en la cerradura de la entrada.
-Tengo qué recoger algunas cosas y creo qué tengo ahí un poco de chocolate qué podría calentar. ¿Quieres? -Lo miró entonces de reojo, esperando su respuesta.
Asintió de forma agradecida, haciendo una pequeña reverencia para entrar en la casa, pasando hacia donde estaba el salón, quedándose sentado en el suelo con las piernas recogidas, sin mirar a ningún punto fijo, estaba perdido en el vacía y lo único que podía oír y ver era a Arnya. En esos momentos solo pensaba en lo sucedido, de como se puso al verle así y del pequeño palpiteo de corazón que le dio al verle de esa manera cariñosa con él y el toque....Cerró los ojos con fuerza, empezando a llorar de una manera continua, quizás con Arnya podía ser quien era. El niño que le temía el todo, aquel que buscaba la protección de una persona que pudiera entederle y la había encontrado. Echó una leve mirada hacia la pelimorada.
-Me apetecería y siento adelantarme...Pe-pero....-Se abrazó a sí mismo, no podía, realmente no podía decir nada más.
Ella al entrar cerró la puerta tras suya, dirigiéndose al salón también, y dejando su mochila negra de calaveras rosas a un lado, para después ir casi de forma apresurada a uno de los cajones, sacando de este un joyerito, y recogiendo de él un colgante algo extraño, de colores azulados, y con una piedra brillante en medio de este. Lo miró, y pensó en colgárselo, pero ella era muy torpe para esas cosas, así que decidió esperar a que Mei o alguien se lo pusiera. Suspiró, y se lo metió entonces en el bolsillo del pantalón. En ese mismo momento se dió cuenta de los sollozos, y frunció levemente el ceño, aunque más bien, lo entristeció. Giró entonces la mirada, y escuchó lo qué este dijo, antes de dirigirse hacía él, y arrodillarse justo enfrente suya, y así arrodillarse, y pasar a abrazarlo.
-No te metas prisas, yo estaré contigo todo el tiempo qué necesites.
-¿Por qué? Debí haberlo olvidado...-Solo dijo eso, estaba claro que hablaba de amor y esas cosas, era verdad, dejo de sentir todo cuando apareció el mayor de todos en su vida, haciéndolo sentir feliz y especial, pero el otro día pasaron varias cosas que le habían dejado así.
Acarició con cuidado los brazos de ella, siendo suave y alguna que otra vez, dejando caer una lágrima contra su piel para verla descender hasta caer por completo el suelo o su ropa. ¿De verdad era tan débil? ¿De verdad era tan idiota? Sí, en esos momentos se sentía así pero teniéndola a ella, se le pasaba lo que tenía por dentro excepto la tristeza. No sabía como miraría a la cara a una persona, encima los problemas no venían solas...Tenía que meterse cierta persona y como no, confundirlo más de lo que ya estaba el pobrecito.
-¿Puedo dormir hoy contigo? -Giró el rostro para mirarla, quizás si estaba lejos de ellos podría olvidarle, quizás así se sentiría mejor.
Ella, como siempre, se le puso a acariciar el pelo, como si el qué tuviese entre sus brazos se tratara de un niño pequeño, aunque lo más probable esque ella fuese la más pequeña, pero daba igual, ella sabía comportarse de forma madura cuando hacía falta, con Mei, con Kiu, incluso con Nori, con cualquiera, ella era así, aunque la mayoría de veces fuese infantil y algo loca. Suspiró levemente. Medio qué sabía como podía sentirse él, cosas del amor.. Siempre eran tan duras. Cuando le hizo la última pregunta, miró al techo, pensativa, antes de separarse un poco de él, uniendo el abrazo solo por estarle tocando los brazos.
-Pues... Se supone qué hoy nos tendríamos que haber ido de aquí, pero el propietario no viene hasta pasado mañana. Si quieres puedo llamar a mis amigos y decirle qué me quedaré todo el día de hoy aquí, qué si no me equivoco ya estará atardeciendo, y tampoco está cerca en dónde están ellos. -Sonrió, leve, pero lo hizo, mirándolo.- Y a mi no me importaría, ya te digo qué estaré contigo para lo que haga falta, después de todo es lo único qué puedo hacer. ¿Verdad? -Desvió esta vez la mirada, suspirando de nuevo, aunque más leve y por la nariz.
Espero unos momentos, al menos había dejado ya de gimotear por el llanto y las lágirmas no cesaban era lo malo, después le entraría el maldito dolor de cabeza que maldecería con toda su vida y alma, bufó un poco con ese pensamiento en su cabeza, el nunca era maduro excepto en los momentos de discusión que le metían dentro de las parejas y claro, siempre acaba metido en algún lío por culpa de todos ellos. Paso la manga por su rostro, y incluso los dedos, de verdad, ya parecía un completo idiota por estar así por alguien que nunca le vería. Es cuando, abrazó a su amiga con fuerza, prometió olvidarlo y sin embargo...¿Qué hacía él? Exactamente lo contrario.
-Si quieres...vamos a un sitio y lo pago yo, solamente...no quiero estar solo ni tampoco en mi piso...No sería capaz de mirarle a la cara a dos personas.-Besó la mejilla de su compañera, como un agradecimiento de su lealtad.- Lo sé, pero...pero...Tu haces mucho más que eso, no sé porque pero...contigo al menos estoy tranquilo.-Apoyo la cabeza sobre el hombro de ella, acomodándose en sus brazos, como un niño pequeño. Se le quedó mirando algo preocupada, torciendo a un lado los labios, hasta qué de repente la abrazó, abrió los ojos algo más de lo normal, en un gesto de sorpresa, pero justo después le correspondió, aunque al principio algo dudosa o eso parecía. Lo miró entonces de reojo, y no pudo evitar sonreir, aunque leve, de nuevo, por lo qué este decía. Negó, entonces.
-No, Tae. Creo qué aquí estaremos mejor. ¿Además sabes qué por la noche en el cielo de aquí se pueden ver casi todas las estrellas del firmamento? Quiero enseñártelo... -Entrecerró los ojos, entre dulce, compasiva, amable...- E incluso creo qué ahí tengo un par de hamburguesas, para hacer. ¿Te gustan? -Cerró los ojos cuando le dió el beso en la mejilla, apretando solo un poquito más el abrazo, y ayudándolo a acomodarse en su cuello-hombro.- Ya te he dicho qué puedes estar conmigo siempre qué quieras, en serio. Para eso soy tu amiga. ¿No?
Apartó un poco su cuerpo para llevar una mano hacia su mejilla, acariciándola con cuidado, dándole una sonrisa meláncolica, no se iba a animar hasta que no pudiera por él mismo, siempre todo el mundo tenía que hacerlo por él y nunca podía solo. Quizás por eso la buscaba a ella, porque en el fondo, estaba libre de cualquier atadura a ese mundo inocente que siempre estuvo, lo ayudaba a madurar como a decir unas cuantas cosas. Ya no era tan callado como antes, junto la frente con la de ella.
-Me gustan las estrellas pero...¿Sabes? Yo puedo ver unas estrellas en tus ojos. No sé en quien piensas pero a veces, tus ojos celestes se iluminan de una manera muy especial y le da más vida a tus ojos de las que ya tiene.-Agachó la mirada, ladeando ahora la sonrisa.- ¿Hamburguesas? Me gustán mucho, y en especial, con mayonesa...-Luego, con la otra mano, también acarició la otra mejilla, quería verla con alegría porque así, se sentiría mejor, algo le decía eso. Asintió, se estaba perdiendo en los pensamientos otra vez.- Sí...Pero para mi, eres como una hermana.-Ríe un poco.
Entrecerró un poco más sus ojos celestes, ensanchando esa sonrisa, qué parecía más bien natural, nada forzada, más bien como si no se estuviese dando cuenta de qué la estaba haciendo.
-¿Qué mis ojos son estrellas? Gracias, supongo, nunca nadie me dijo algo como eso... -Ella también agachó la mirada en ese entonces. Quizás algo contenta de qué alguien le dijese esos alagos. cerró entonces los ojos del todo, cuando él terminó de hablar, colocándo sus manos en las de él, y volviendo a mirarle a los ojos.-Está bien, entonces yo te la prepararé. ¿Quieres? Y por cierto.... -Ladeó hacía un lado la cabeza, cerrando de nuevo los ojos, y ensanchando la sonrisa, como una niña pequeña, dulce.- Yo también te considero como un hermano, siempre quise tener uno...
Infló de repente las mejillas, poniendo una de sus caras más adorables que tenía en esta vida para sonreírle con alegría a la chica. Su hermana, el sería como su mayor o así.
-¡Ahhhh, eres mi hermana menos! ¡Siempre cuidaré de ti, lo juro! -Es cuando la cogió de las manos, asintiendo, con una especie de brillo en sus ojos marrones.- Sí, yo veo eso...¿abes? Se me da bien ver cuando una persona ama a otra o cosas así, no sñe porque...-Encogió los hombros, aun así, estaba volviendo a ser feliz.- ¡Ahh, te quiero mucho, Arnya! Y...Sí, quiero un montón, me ha entrado hambre...-Soltándola, junto las manos para dejar ver un ligero sonrojo, jugando con los dedos, mirando a otro lado.- ¿Sí...? -Ahí, entonces, es cuando ya estaba feliz por completo.- ¡Pues tendrás que decirme Oppa! No...mejor no.-Rió.
Volvió a sorprenderse un poco por el entusiasmo del chico, pero fácilmente se le unió. También apretó con fuerzas sus manos, sonriente.
-Solo dejaré qué cuides de mí, si me permites qué yo lo haga de ti. ¿Entendido? -Entrecerró los ojos, contenta. Sí, ella era ese tipo de princesa, ella quería tener amigos y no subordinados ni esclavos. Aunque aun no se lo había dicho, se preguntaba qué pasaría cuando lo supiese.. Nada, o eso esperaba. Cuando le dijo de que amaba a otra persona, se le subieron las calores y los colores, ambas cosas a las mejillas. Si algo le hacía ponerse así era aquella palabra, pues ella normalmente no era así, y nunca lo había sido. Sin embargo como siempre intentaba ocultarlo, torció los labios, y frunció el ceño.-Bah, no digas tonterías... -Aunque ella sabía qué sí, lo sentía, ese cálido y dulce sentimiento. Volvió a reir intentando no darle más importancia al tema.- Entonces te haré las hamburguesas, lo de Oppa.. No sé, sabes que no se me dan muy bien los idiomas, perdón.... Y... ¡Yo también te quie...! -Y justo en ese momento se escuchó un estruendo. Arnya entendió porque le había estado doliendo la cabeza entonces. Ella no era invocadora, pero casi lo había sido, y aunque fuese poco, podía notar si un genyus se acercaba. Maldita sea.. Pero después de todo, ella lo vió como una simple jaqueca. Se levantó de golpe, entonces, y corrió hacía su maleta, abriendola de la cremallera con rapidez. Sin embargo, de nuevo volvió a escucharse otro ruido. Esta frunció el ceño. Sacando de esa mochila dos garras, qué comenzó a ponerse. Era demasiada felicidad para ser cierta, ante los ruidos el Maknae se alertó para levantarse con rapidez, mirando a todos los lados con miedo dentro de su interior. ¿Qué podría hacer él? ¡Tenía que armarse de algo! Viendo la expresión de la chica quería tocarla, sin embargo, se alejó antes de poder hacer algo con ella, haciéndole quedar ahí pasmado, sin entender nada. Algo raro estaba pasando en ese momento, sí, lo presentía dentro de su interior de una manera muy sobrenatural, estaba claro, siguió a la muchacha por esos pasillos hasta dar en la habitación en la cual se encontraba. La observó hasta el momento de ver las garras, abriendo los ojos más de lo normal. ¿Ella era una asesina o algo así? No dejo de salir de su estado de shock, queriendo en esos momentos una explicación. Y los ruidos se hicieron más fuerte, más cercanos, alguien se acercaba con mucha urgencia a la casa donde estaban los dos solos. Entreabrió los labios queriendo decir algo, cualquier palabra, pero de ellos no salía mas que el aire que respiraba. Tenía miedo, lo iba admitiendo poco a poco y pensó en todo.
No muy lejos de allí, estaba una chica de pelo violeta con sus ojos azulinos resplandeciendo en la oscuridad de la noche. Si algo conocía de los Genyus era el olor de la sangre, de algunos, de otros no podía. Entonces, una nombre se cruzó por su mente. Su mejor amiga. Llevándose la mano al pecho no espero nada para ir saltando de edificio en edifico con su aspecto gatuno, tardaría menos de unos minutos en llegar ahí. Para buena suerte de esa noche llevaba consigo un arma exterminadora, de hierro y con el filo terminado en forma de hoz. <<Aguanta, Arnya...>

Se le cayó una garra entonces, y suspiró, agachándose para recogerla. Se estaba poniendo nerviosa. ¿Por qué? Bueno, bien sabía qué los genyus eran fuertes, pero no era solo por ello... También esque él estaba allí... ¿Y si no podía protegerlo? Lo miró de reojo. Y entonces cerró los ojos. Otro estruendo, uno mucho más fuerte, uno qué rompió la pared de al lado. Y después, casi con demasiada rapidez, se puso delante del chico. Ya se había terminado de poner la garra. Apretó los labios, fijándose en qué frente suya había un tipo de uno tres metros sin exagerar, casi más alto qué la pared, aunque estaba algo agachado, y de anchura, pues también tenía mucha. Era calvo y vestía con un taparrabos rojo. Sin duda, era un genyus. También tenía tatuajes extraños a lo largo del pecho y la barriga desnuda, qué tampoco era chica qué digamos. Entrecerró los ojos, observándolo. Ella, por supuesto, no tenía ni idea de qué su mejor amiga andaba en camino. El genyus tornó su mirada hacía todos los lados de la habitación. Era tonta, mira qué los amigos le advirtieron qué era peligroso estar ahí, pero ella no lo había tomado en cuenta. El calvo, miró primero al chico, y luego a ella, y rió casi de forma repulsiva.
-[Genyus] Pelo largo y morado... ¡Ojos celestes! JAJAJAJA, NIÑA, SI ERES LA PRINCESA DE SOLECUS, TODO CUADRA. AL FINAL NO SOY TAN TONTO COMO LOS DEMÁS CREÍAN, EH. AJAJAJAJA, MI MISIÓN ES LLEVARTE ANTE ÉL, ME DA IGUAL SI VIVA O MUERTA, SI NO ERES LA CHICA QUÉ ÉL QUIERE, TE MATARÉ DE CUALQUIER FORMA... Después de todo.. No me gusta el morado.. -Aquel monstruo entrecerró sus ojos, alzando la cara, para ser más ''superior'' de lo qué ya era. Arnya miró de reojo a Taemin, suspirando, y le susurró algo así como.
-Escóndete o sal corriendo.
Y tras esto, comenzó a caminar lento hacía él, entrecerrando sus ojos, y con cada brazo colgando a cada lado de su cuerpo.
-Si no me equivoco te ha mandado Salamander. ¿Verdad? ¿Te ha ofrecido algún puesto entre sus filas? ¿Acaso no sabes como es él? Es el pecado de la avaricia.. -Ella bien sabía cual era cada pecado de cada genyus, después de todo, eran sus principales enemigos. Suspiró, cerrando los ojos por un momento y parandose en medio de la sala.-
[Genyus]¿Y ESO QUÉ MIERDAS IMPORTA? ¿TE LA QUIERES DAR DE INTERESANTE, NIÑA? SI NO LLEGAS NI AL METRO CON SESENTA. AJAJAJAJAJAJA-En realidad parecía qué estaba riendo por reir.
Recogió la garra en seguida, poniéndose al lado de la chica para darséla con rapidez, mirándola de forma seria. ¿Y a donde fue el miedo de hace unos momentos? Este ya no era el Taemin sino otro, alguien que tenía claro que daría su vida con tal de proteger aquello que más quería. Iba a protegerse como pudiera, de alguna manera, no quería que Arnya saliera herida aun tuviera experencia o fuera normal en lo que fuera ella. La pared se desplomó, haciéndole mirar hacia a ahí para encontrarse a ese ser de tres metros, quedándose sin hablar por unos momentos, luego de reojo vio a la chica sin saber que decir. ¿Y eso era taparrabos? Disimuló una pequeña risa que se le había escapada. Los tatuajes se le grabaron en la mente, no olvidaría ese día porque...podía ser el último que realmente le quedaría de vida.No se apartó de Arnya, más bien, miraba cualquier lugar donde hubiera un arma que pudiera utilizar. Era ágil, al menos. Y al verlo hablar de esa manera, le recorrieron miles de escalofríos por dentro de su cuerpo y con la mirada, ya fue la gota que colmo el vaso, sentía una especie de temblor en las piernas. Al hablar, vio directamente a su amiga.
-¿Qué eres una princesa de verdad? Y-yo...E-esto....¿Viva o muerta? -Y como no, miró al Genyus con toda la rabia posible que tenía acumulada en esos momentos. Todo se le estaba juntando, no iba a permitir que otra vida se pudiera ir. Ya tenía bastante con una en coma. Es cuando, realmente, se enfado para apretar los puños con fuerza. No, no iba a dejar que la matara ni la raptara.
-¡Por encima de mi cádaver! -Se atrevió al decir el muchacho poniendo una mano delante del cuerpo de la chica.
Las orejas de gato se activaron solas, escuchando cualquier ruido anormal de ese lugar, suspirando con fuerza, realmente se estaba alarmando en ese pueblo o ciudad, lo que fuera, no encontraba nada más que pura gente gritando tonterías de un chico de tres metros. Espere...Paró en una de las farolas, quedando totalmente de pie para oír con atención.
-[Mujer]Decía que buscaba a una chica y que nos mataría si....
Sacudió la cabeza, es cuando, ya bajo de una al suelo para ponerse en su forma vampirica corriendo con rapidez, pasando ya en segundos unas cuantas calles, analizando cada olor para reconocer entre todos el de Arnya. Cerró los ojos, cuando paso delante de una casa con tres olores exactos. Dos humanos, un Genyus o eso parecía. Sin duda, hizo otro hoyo entrando de una para ver con fijeza a los dos muchachos. Luego una pasa al Genyus.
-Pero qué coño...-Masculló, negando de forma rápida para posicionarse al lado de su mejor amiga pelimorada, dispuesta a acompañar al menos en esa lucha a su mejor amiga. Y un vistazo al humano, frunciendo el ceño para darle con el dedo indice en la cabeza a Arnya.- ¿En qué estas pensando? ¡Esto no puede ser, tenemos que protegerle y no ayudará! -Suspiró, viendo al Genyus por si hacía un movimiento, sacando directamente las garras que ya poseía dentro de ella.
Cuando el muchacho se puso por medio, esta lo miró por reojo, abriendo algo más de lo normal los ojos, y también los labios, aunque momentos después frunció el ceño. ¡No podía hacer eso! Ella no iba a permitir qué volviese a salir herido, OTRA VEZ. El genyus comenzó a reirse de nuevo.
-[GENYUS] PERO QUÉ GRACIOSO ES TODO ESTO. -Señaló entonces a Taemin.- ¿QUÉ ESE CHICO TE VA A PROTEGER? AJAJAJ NO SÉ CUAL ES MÁS CANIJO DE LOS DOS, DA IGUAL, A LOS DOS ME LOS COMO.-Parecía ser la copia de la Gula original, maldita sea. Entonces alzó una palma, señalanado a ambos, y abriendola todo lo posible. Entrecerró los ojos, sonriendo de oreja a oreja, de forma qué hacía qué te entrasen escalofríos.
Y sin más, envió un rayo a los chavales. A esta le cogió un poco por sorpresa, aun así, le dió tiempo a tirar a un lado al chico, cayendo los dos al suelo, y casi rodando por este. A eso qué rompió la pared qué antes estaban tras sus espaldas. Entonces se rompió otra pared. Qué de cosas en un momento... No quería pensar qué haría después con aquel piso.. Dios mío... Todos dirijeron la atención hacía aquella chica, de apariencia algo parecida a Arnya, aunque con más curvas, con el pelo más claro y los ojos algo más oscuros. Parecía algo así como su gemela. Y no serían la primera vez qué se lo hubieran dicho. Arnya volvió a sorprenderse, levantándose casi de un tirón, aunque medio resbalando en la incorporación, pero sin llegar a caerse de nuevo.
-¡¿Mayra?! -Sus ojos parecía qué se le iban a salir de las órbitas. Esperaba allí a todo el mundo, menos a ella.
Pero era verdad lo qué decía, ella también se puso a su altura. Se había hecho daño en la rodilla izquierda al caer, pero era algo qué no parecía importarle demasiado. Simplemente asintió al comentario de su amiga. Mirando de reojo al chico. Ella también era una simple humana, aunque entranada, pero eso no cambiaba. Le daba pena.. Pero no podía hacer otra cosa. Suspiró y volvió a mirar hacía adelante. El genyus miró ahora a cada chica, pasándose una mano por la cabeza sin cabellera, torciendo a un lado los labios.
-¿Quien es la princesa? Las dos teneis el pelo morado y los ojos azules.... -Sí, se veía qué no era precisamente listo el chaval.
Da igual de donde hubiera sacado el coraje, la valentía y todo, no estaba dispuesto a dejar que muriera ella, le importaba demasiado e iba a dejar que le hiciera daño tan solo por protegerla. Otra vez herido por ella...Su vida valía más que la suya, tanto para él como para sus amigos, por eso se sentía bien haciendo eso.
-Maldita cosa idiota....-Gruñó entre dientes.- ¡Pues la protegeré mejor que nadie, aunque me cueste la vida aquí mismo! Y DA IGUAL QUE SEA CANIJO, ARNYA ME IMPORTA, ELLA ME IMPORTA.-Le gritó de una, soltando unas pequeña lágrimas dando un paso hacia adelante. Ahora sí le daba miedo, no se apartó, poniendo a detrás de él de una manera muy protectora a la chica, solo giró un momento para ver su rostro por un último instante dándole una pequeña sonrisa muy dulce.
No vio la sonrisa, ni lo que se esperaba, era lo malo. Pero sí, cuando lo tiró Arnya se lo llevo consigo del brazo, abrazándola con toda su cuerpo para recibir casi todos los golpes él, sin quejarse o soltar algún gemido de dolor, tan solo respirando de forma rápida ya estando por completo quietos. Y es cuando, la chica de ojos gato se enfadó por completo al ver a esas dos personas así. No le conocería de nada al muchacho rubio pero era un ser humano, algo que también en una parte era ella y encima, se atrevió hacerle daño a su amiga. Levanto su arma del zapato, llevándola a una mano para darle vueltas dispuesta a clavarla en alguna parte del cuerpo del Genyus.
-Sí, la misma que viste y calza.-No dejaba de ver con rabia cegada a esa cosa, estaba claro una cosa, se las pagaría bien claro.-¿Quién es la princesa? Eres un completo idota....-Hizo unos movimientos de cabeza con una sonrisa totalmente aterradora en el rostro de la muchacha, dando pasos hacia él de una forma elegante y a la vez, llenos de agilidad. Sí, le había servido aquello de entrenar por bastantes sitios distintos en el mundo.-Creo que te lo devuelvo.-Y es cuando, alzando la mano haciendo de nuevo girar el arma lo tiró hacia un lado dando por el tobillo del Genyus.
Taemin, se había reincoporado un poco, veía a las dos muchachas con bastante asombro. Las distinguía por varias razones que veía claras. Intentó ponerse por completo de pie, pero a la mínima que quiso andar, la vista se le iba nublando, por lo cual prefirió apoyarse sobre la pared, jadeando con mucha fuerza.
Se sentía culpable por esas palabras del chico. Él no estaba entrenado para ese tipo de situaciones y aun así quería protegerla. Es más, las frases se repetían una y otra vez en su cabeza. También se había dado cuenta de que la había cubrido en la caída, aun así la herida de la rodilla era más que nada por la pared rota, se le habría incrustado cualquier elemento en esta. Aun así, eso era lo de menos. El genyus dió un grito qué terminó en un berrido por la reciente herida, aunque se la sacó de un tirón, manteniéndola en la mano, y con ello a la chica. El genyus grandote torció sus labios en una basta sonrisa. Pero se olvidaba de qué eran dos contrincantes.. Realmente no era demasiado listo. Arnya comenzó a saltar entre los diferentes muebles, intentando coger altura, para después de un último salto y desde arriba clavarle las garras en el hombro contrario a la ya pierna herida. El genyus dió otro berrido, zarandeando la mano, e intentando tirar de encima a aquella chica. Esta frunció el ceño, en cierto modo no podía sacar facilmente la garra de ahí, se había quedado como atascada.
-Tsh... -Protestó entonces. Tenía en la cabeza a Taemin, pero también tenía el pensamiento de qué como le hiciese caso, adiós concentración, lo había visto muchas veces. Y quizás ya se había desconcentrado, el Genyus soltó la guadaña/hoz de Mayra, para darle un manotazo a la otra, la qué cayó al suelo, rodando por este, y volviendose a incorporar, respirando con agitación, dándole un vistazo rápido a Mayra. También era normal salir herida de una batalla...
No era nada nuevo. A Mayra le dió otro manotazo, soltándose así del agarre de esta.
Mayra, miró atentamente al Genyus que la azotaba de esa manera y miró al chico, susurrando un pequeño hechizo que le enseñó una elfa cuando necesitarán ayuda. De su cinturón saco una especie de arma parecida a la suya pero en más pequeña y una pistola pequeña, también, lazándolas al lado del castaño dispuesto a que luchará. Las heridas irían hacia ella, no lo dañarían a él si había hecho bien el hechizo, claro está. En una se removió, clavando un poco más la hoz en el cuerpo de aquel ser, viendo como salía una especie de líquido morado o verdoso, era biscoso, eso lo tenía seguro. Y como no, sacó una especie de pequeña bomba que podía servirle en momentos así, para cuando quería quitarle la anilla ya estaba Arnya con ella subidas a esa gran bestia, heriéndoles superficialmente pero podrían con él. Aquellas dos chicas eran acero puro juntas, así que, seguramente saldrían de estas con unas pequeñas heridas como mínimo o eso creía ella, porque no iba a ser así. Buscó de nuevo entre cinturón algo con poder herirle una parte de su cuerpo pero cuando se quiso dar cuenta la habían lazando lejos de él, rodando de una forma un poco brusca haciéndose unas heridas por el cuerpo, ninguna con importancia. El castaño, es cuando, sonrió de una forma macabra con el flequillo tapándole los ojos, estaba haciendo efecto esas palabras recogiendo las dos armas para manejarlas de forma experta. Parecía una especie de robot o alguien hipnotizado. Ladeó la cabeza acercándose al Genyus de forma vacilante y empezar a correr hacia él, dando unos saltos para lanzar aquel arma de forma rápida en una parte del cuello, pasando por encima de este acabando por detrás, con una arrodilla apoyada en el suelo y la otra pierna estirada, tirando fuerte del arma para quitar un poco de carne de aquella cosa. Poca...Solo un rasguño era. Gruñó fuerte, sonando una especie de rugido.
-Ahh ~ Que vivo me siento....-Rió como un verdadero loco, levantándose, dando palmadas contra el hierro del arma.
Ella miró todo desde su posición. ¿Qué le había hecho Mayra a Taemín? ¿Algún hechizo? Dios mío... Ella confiaba en su mejor amiga, qué para algo lo era, solo esperaba qué no hubiese efectos secundarios... Cerró los ojos en un solo pestañeo para cuando al volver abrirlos, encontrarse lo...vivo y enérgico? qué estaba el chico castaño. Abrió sus ojos algo más de lo normal, incorporándose. Maldita sea. Miró una vez más a Mayra, esta también estaba por los suelos, pero también comenzaba a incorporarse. ¿Pero cuantas armas tenía, dios mío? Ella se miró sus garras. Con ellas podía cortar acerco como si fuese mantequilla. O eso le habían dicho. Cerró los ojos, pensativa. Cuando escuchó un golpe, pero antes un gruñido. El que había gruñido había sido el genyus, y el golpe vino después. Se balanceó un poco por eso no lo hizo con mucha precisión, pero le disparó uno de esos rayos al muchacho, dándole en el hombro, aunque su destino original era en el pecho. Con ello lo obligó a retroceder. Ella no esperó la reacción de él, solo fue ella la que dió esta vez un grito de... ¿Guerra?, saltando de nuevo hacía aquel genyus, atrevesándolo esta vez en el estómago. Este sonrió, aunque obviamente de sus comisuras salía chorreones de sangre. Dañar, lo había dañado, eso estaba claro.
-[Genyus] Entiendo... Tú eres la princesa. La única qué me interesa de verdad aquí... Cerró los ojos, cogiendola del brazo y sacándo la garra de su cuerpo. Arnya frunció el ceño, resistiendose e intentando qué la soltara. Y la soltó, tirándola hasta la pared de enfrente, pero como esta estaba rota, cayó directamente al jardín, no se hizo mucho daño, pues por casualidades de la vida, el genyus la canastó en la piscina qué allí había.
-[GENYUS] DESPUÉS IRÉ A POR TI, NIÑA, AHORA ME ENCARGARÉ SOLO DE ESTOS DOS. -A grandes zancadas se acercó al chico, cogiéndolo del cuello de la camiseta, y sin qué este pudiese hacer mucho más, le hechó baho en toda la cara. Aparentemente solo olería mal, pero no solo era eso. Allí también estaba su veneno gen, el que permitía qué su víctima sufriese algún tipo de malestar. Algunos se quedaban paralizados, otros se sumían en fiebre durante días, en fiebre casi mortal, otros sufrían pesadillas y así... Ese era el poder, o uno de los poderes principales de los genyus.
Taemin sintió ese impacto por el hombro, llevando la mirada rápida ahí, fijándose con un semblante bastante serio para entrecerrar los ojos, tan solo tenía una marca y entonces, levantando la cabeza miró hacia Mayra, quien tenía la mano posada sobre su hombro, un líquido de color carmesí caía de ahí hasta al suelo de una manera rápida. La chica echó a llorar de forma fuerte, no aguantaba el dolor, todo por proteger aquello que quería y estimaba en este mundo;Los humanos. Buscando entre su cinturón sacó dos armas bastante raras, de una forma cilindrica que eran capaz de cortar cualquier cosa, debía de provarla en la piel de un Genyus a ver como sería. Solo del lugar donde lo sujetaba ella no se cortaría, su acompañante, dio la vuelta para disparar hacia un punto concreto del pecho, sonriendo de forma peligroso. Disfrutaba de ello, mucho, no era él, eso estaba claro desde un principio.
-[Mayra]¡Maldita sea! ¡¡ARNYA!! -Gritó la muchacha en cuanto vio caer a su amiga a la piscina dispuesta a socorrerla cuando en un momento, sintió un mareo, aquel mareo ya lo sintió la primera vez que un Genyus Macous le incrustó el veneno sobre ella. Respiró de forma agitada, intentando mantenerse de pie como podía, todo se había vuelto nubloso para ella y dando un vistazo hacia atrás, lo vio, el rubio estaba siendo víctima por completo de aquel veneno mortal.
Gritó hasta quedarse ronca o eso creía, pero ya no podía hacer nada por el humano. Las ganas de llorar eran muchas. Miró a la piscina, no podía deufradarla, sabía que ese chico significaba algo para ella si desde el principio le había protegido de esa manera.
-[Taemin] N-no te preocupes...-Lo oyó, el chico le sonreía con suavidad para alzar el arma clavándola en un punto clave del cuello del Genyus, para que así lo soltará de una vez por todas. El veneno hacía efecto en él, sintiendo las calenturas en sus mejillas hasta tal puntos que se pusieron rojas. Aun así, no se dejaba vencer, la parte que seguía siendo el le decía que lo hiciera por ella, su princesa, así que, sacando el arma le dio en la mano para que le soltará de una forma brusca al suelo. Gimió un poco de dolor, dando unas vueltas hasta estar lejos.
Solo sintió qué volaba por los aires, para luego caer en... ¿Agua? al no esperárselo, abrió la boca, tragando agua por ese lado y también por la nariz. Entrecerró los ojos. Tenía que salir de allí, pero el impulso del golpe no la dejó hasta qué llegó a todo lo hondo de la piscina. Frunció el ceño, llevándose una mano para taparse la nariz, aunque eso no servía de mucho. El dolor de cabeza aumentó un poco, no solo por la presencia del genyus, si no también por ese agua qué parecía qué la aplastaba. Menos mal qué no era un mar, o si no la cosa se complicaría. Cerró los ojos con fuerzas, impulsándose hacía arriba. Ya sin intentar taparse la nariz ni la boca, tampoco podía, pues tenía las garras, y no se quería arañar la cara. Qué tuviese las garras también dificultaba el qué pudiese salir a flote. Pero al fin lo logró. Salió a flote, respirando agitadamente, aunque de tanto en tanto volvía a hundirse, su ropa mojada pesaba aun más, y no solo eso, si no qué también tenía botas y garras, qué hacían que pesara al menos el doble. Aun así, cómo pudo, nadó hasta el borde. Entonces se quitó una garra al menos, tirándola fuera de la piscina, para poder apoyarse en esa mano y salir. Realmente las garras eran complicadas. Salió de un salto, a pesar de estar algo mareada por el agua. Se pasó una mano por la frente, apartándose el flequillo mojado y lo qué no era el flequillo. Realmente estaba empapada. Su pelo ya estaba incluso suelto, no sabía en qué momento se le había soltado o roto la coleta, aunque tampoco importaba. Se colocó de nuevo la garra. Ahora mismo no hechaba demasiada cuenta a lo qué ocurría dentro. Pero al escuchar unos pocos gritos se alarmó. Realmente no sabía lo qué pasaba, y por su bien, era mejor qué no se enterara hasta qué matase al genyus. Entonces cogió aire, y se subió a lo qué quedaba de pared, para desde arriba una vez más, saltar hincando esta vez aquellas garras en la nuca del genyus. Claro qué eso fue demasiado... Gore. Salió sangre por todos los lados, pero al menos lo había matado. Entonces bien a cada cual tirado por un sitio, realmente parecía qué solo lo había rematado. En un último movimiento, el genyus la tiró al suelo y esta cayó de espaldas, rodando para qué el genyus no cayese encima suya. El calvo solo la miró de reojo, antes de sonreir, con todas sus comisuras llenas de sangre y murmurar.
-[Genyus] Eres buena, princesa.... Pero algún día te mataremos, es imposible qué mates a los Genyus Macous. Ni tú ni tus amigos... -Y murió. Esta se quedó tirada en el suelo, mirando a uno y a otro. Miró primero a Mayra, quien comenzaba a sumergirse en.... ¡Maldita sea!
¿Les había inyectado su veneno? Abrió los ojos más de lo normal, aunque después escuchó algo qué venía de parte de Taemin, y claro, llevó su mirada hacía él.
Mayra no tenía otro remedio que irse de ahí, antes de que las pesadillas empezarán a comerle la cabeza, sabiendo de una forma que quedaría algo de una manera poco afectada, consiguió salir una vez de ese estado así que no le costaría volver a salir. Seguía respirando de forma agitada por momentos, recordó que en su modo vampira no le afectaría de esa manera, por eso decidió activar esa parte volviéndose los ojos rojos al igual que el pelo que se le volvió largo de repente. Fue hacia sus armas, cogiéndolas para echar un vistazo a toda esa sangre, la escena le tentaba a probarla y negó, con una sonrisa cínica en su rostro, no lo haría porque prefería no correr más riesgos por ese día. Suspiró un momento, donde estaba aquel chico bañado en la sangre de ese Genyus, con la mirada llena de venganza y mirándose de forma alegre los dedos manchados de ese rojo carmesí. Acuclillándose a su lado, le revolvió el pelo con cariño para susurrar unas palabras cortas pero eficaces para deshacer el conjuro que utilizo anteriormente. Y sí, las heridas que le habían hecho él tan solo quedaron unas cicatrices, notarias, así que rompiendo una parte de la mieda le cubrió una parte del hombro y luego, se despidió de él. Marchó donde su amiga cogiéndola de los hombros para acercarse a su cabeza, dándole un pequeño beso en la frente.
-[Mayra]Volveré, ¿vale? Pero...tengo que recuperarme, lo siento Arnya, sé que estás en buenas manos. Si alguna vez temes que pase esto o algo así, tu susurra: Karakuri project.-Coge la palma de su amiga, dejando un anillo de color negro con unas inscripciones rojas.- Ten cuidado, ¿vale? -Y es cuando, dando una última mirada, desapareció de la vista de los dos corriendo a gran velocidad.-
Se sujetó la cabeza con fuerza, empezando a llorar del dolor que sentía por muchas partes de su cuerpo y más, en donde le había agarrado con fuerza aquel ser. Gritó, quedándose a media voz ronco del todo para gimotear, mirándose por completo todas las partes de su cuerpo. Sangre...sangre...recordaba todo. Completamente. Lo único que le dañaba en esos momentos era saber que podría haber perdido a Arnya, por lo cual, se levantó costándole a medias puesto estaba muy herido.
-Ar-arnya....-Sonrió, mirando al cielo que estaba estrellado de una manera única, mágica.- M-me pr-prome-tist-te v-ver l-la es-estrellas ju-juntos...-La buscó con la mirada hasta dar con la chica, sonriendo con más fuerza para sentir una nublación sobre sus ojos. El veneno de aquel Genyus ya estaba haciendo efecto dañino sobre él, hasta tal punto, que sus ojos marrones se volvieron negros. Nada, ni un rastro de vida y entonces, se desplomó contra al suelo para llevar una mano al pecho.- T-te qu-quiero...-Fue lo último que dijo, alzando la mano para irse al mundo de los sueños o mejor dicho, de pesadillas.
Todo pasó muy deprisa. Miró a Mayra, como si fuese un perrito abandonado. ¿Cómo? ¿Qué estaba haciendo? ¿Ahora qué por fin estaba ahí se iba? ¿Por qué? Entrecerró los ojos, mirando lo qué le decía o hacía a Taemin, y después observando como se acercaba a ella. No pudo reaccionar a tiempo, solo se le quedó mirando, con carita de pena. Y solo cuando ella se dió la espalda, alzó la mano, para intentar alzancarla, aunque obviamente no llegó. Y esta, sin más, desapareció, entrecerró sus ojos, y apretó los labios. Realmente estaba preocupado por la qué era no su amiga, si no, su mejor amiga. Tragó saliva, mientras agachaba la mirada. En ese momento solo Mayra estaba en su cabeza, hasta qué en un momento escuchó como alguien la llamaba. Abrió algo más de lo normal los ojos, nuevamente, aunque algo más leve qué veces anteriores. Y con el pelo suelto y despeinado, dirigió su mirada hacía el muchacho. Dios mío... Estaba lleno de sangre, a saber si era de él o de él genyus. Bueno, ella no tendría mucha mejor pinta, llena de sangre, de suciedad y de agua, mucha. Se incorporó entonces y se dirigió hacía él, tocándose un brazo, se había hecho algo de daño ahí, solo esperaba qué no fuese una fractura. Entonces al fin llegó a su lado, agachándose. Y colocándole una mano en el hombro, aunque al parecer él ya no estaba consciente. Entrecerró sus ojos, mirándole. Todo lo que había causado ese genyus, y solo por su culpa... Miró el gran charco de sangre que había bajo sus cuerpos. Sangre algo verdosa o morada (no me acuerdo). Si no recordaba mal el veneno de un genyus se contraía con su propia sangre, aun así, duraría días... Seguro. Frunció el ceño. Realmente no debería de hacer eso... Pero no se le ocurría otra forma. Recogió con ambas manos parte de esa sangre, y la absorbió por los labios. Parte de esta se cayó por sus comisuras, pero eso no parecía importarle. Entonces le dió la vuelta al chico. Y se acercó a él, con el dedo pulgar bajó su labio inferior, y casi de un beso, qué tampoco esque fuese eso, era más como un boca a boca de emergencia puro y duro, le traspasó aquella sangre. Cerró los ojos, separándose entonces, y borrándose las marcas de ese líquido verdoso con el brazo. Solo esperaba qué eso le hiciera algo de efecto. Aunque por lo que sabía, esas fiebres solían durar un par de días. Aunque por lo menos ya no sería tan potente, y tampoco mortal, y eso era lo qué le importaba. Se quedó entonces allí, mirándolo. Pensando en dónde estaría ahora Mayra...
Respira, tienes que respirar y mantenerte bien, ¿verdad? Escucha esa voz a través de los auriculares, ellos te calman como nadie. Cerré un momento los ojos para luego volver abrirlos, viendo mi pared de la habitación la cual no me mostraba nada. Vi de repente una mancha de color rojo, convirtiéndose paso a paso, en palabras que aún no entendía hasta verlas por completo: ''El amor es guerra.'' Alcé una ceja, sorprendida, no conseguía entenderlo con la perfección hasta que...ya. Ya sé que iba hacer. Me levanté con prisa de mi cama, recibiendo un golpe por alguna parte de mi cuarto, gruñí entre dientes para ir al armario, abriéndolo de una para observar todos los trajes que tenía de Miku. Apreté con fuerzas las manos, clavando levemente las uñas en la madera ocasionando heridas que empezaban a fluir un líquido caliente para ir bajando por el brazo, lentamente, haciéndome leves cosquillas. Lo encontré. Olvidando todo lo demás me concentré más en vestirme y luego limpiarme y desinfectar las heridas poniendo alrededor una venda. Iba salir, en la mesilla estaba el megáfono...Con la M pintada en verde. La lleve, tenía bastante razones ahora para gritar en lo alto de la torre hasta tener ronca la voz, todo por tu tracción. Las escaleras en sí eran largas, no acaban, todas en caracol y si caía, iría directo al vacío. Aún así, no me importo mucho el cansancio producido por subir deprisa, como se contraían mis músculos ya que no estaban acostumbrados al ejercicio, mi respiración agitada pidiendo un descanso bien largo, mis pies parecía que tenían latido propio resonando en mis oídos en todo momento.

''Que empiece la guerra contra mis sentimientos.''